AmyLa chica detrás del nombre (2015) es el nombre del documental que se estrenó en nuestros cines el verano pasado, dirigido por Asif Kapadia, y que se mueve al ritmo de la vida de Amy Winehouse. Entre actuaciones, entrevistas, vídeos grabados junto a algunos de sus amigos y testimonios de personas allegadas, nos sumergimos en la vida de «la chica detrás del nombre«. La chica que únicamente con dos álbumes musicales se convirtió en todo un icono de la música. Bien (y muy) merecido.

Memorias de su tierna infancia y adolescencia. En aquel entonces, vemos que sus padres ya tenían dificultades para controlar a la rebelde Amy. Según el enfoque que le demos y si todo lo que aparece en el documental es cierto, la relación (o incluso, el tipo de apego) con sus padres ya apuntaba maneras: un tanto ambivalente. Época marcada por el divorcio de ellos, los problemas de alimentación de Amy y sus ansias de independencia. Siempre tuvo claro que quería dedicarse a la música y a pesar de su corta edad, lo consiguió con creces.

Su carrera musical avanza a pasos gigantes. Después de sus primeros pinitos, acaba llegando el primer disco Frank (2003).

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El disco obtuvo un éxito relevante. Amy se ve rodeada de reconocimiento, de dinero, de relaciones sentimentales complicadas (lo que podría llamarse «la droga del amor»), de períodos de anorexia y bulimia (trastornos que van más allá de la alimentación: la persona suele estar luchando por dirigir bien su vida, no sus dietas) y de un acceso demasiado fácil a las drogas.

Pese a todo el infierno que hervía en el interior de Amy, algunos dijeron que ese malestar la impulsó a ser más creativa y reflejar todas estas emociones tan intensas en su siguiente álbum: Back to Black (2006), mucho más complejo. En una escena del documental, uno de sus mánagers dice que: “Back to black fue un disco que nunca debió existir«. No hace falta decir mucho más, simplemente darle al play y escucharla a través de sus letras.

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Entre la popularidad que alcanzó y el acoso mediático que acabó sufriendo, empezaron toda una serie de cancelaciones de conciertos debidas al deterioro continuo de la artista que se prolongó, tristemente, hasta el día de su muerte.

Te quedas tocado tras ver el documental. Tocado y hundido. Te preguntas qué factor fue el más decisivo para el fatal desenlace de la vida de Amy, con tan solo 27 años (Igual que otros grandes artistas, ¿qué le pasa al 27?). O tal vez, fue la suma de varios. Lo único que te queda claro al terminar el documental es que, sin duda alguna, su música sigue y seguirá brillando.

«We only said goodbye with words. I died a hundred times. You go back to her. And I go back to… black«. Amy Winehouse. Back to black, (2006)